Ya hace más de un año que Kurt Albert, inventor del Rot Punkt, leyenda de la escalada y aventurero incansable, fallecía tras una caída en una vía ferrata.
He traducido la despedida de uno de sus numerosos amigos y compañeros, Stefan Glowacz, quien compartió con Kurt muchas escaladas y expediciones. La mayoría de estas expediciones se realizaron siguiendo el concepto acuñado por ellos como "by fair means", algo así como "jugando limpio", es decir, "si tengo que escalar una pared que se encuentra a 100 km del último sitio civilizado, me cojo un kayak cargo los trastos y la comida en el y me las apaño para llegar al pie de la pared. Y cuando acabo, recojo, cargo el kayak y me vuelvo...". Se trata de viajar y escalar en de la manera más pura posible. Algunas de estas expediciones aparecen en el libro de S. Glowacz "On the rocks".
Las palabras de Stefan me conmovieron cuando las escuché y pensé que sería buena idea traducirlas.
Queridos amigos.
Muchos de vosotros podríais estar en mi lugar y contar una
maravillosa historia que os relaciona con Kurt. Alguno que otro seguramente aún
le estará dando vueltas a uno de esos ejercicios de inteligencia que Kurt le
planteó en la aproximación a alguna escalada.
Pero todos nos acordamos gratamente de Kurt y sus
legendarias charlas, en las que sabíamos exactamente que en algún momento las
cosas no irían tan bien como en un principio parecía y siempre estábamos a la
espera de algún desastre relacionado con el material que ocurriría en cualquier momento.
Kurt siempre estaba tan entusiasmado durante sus charlas y explicaba las cosas
con tal euforia que podía ocurrir que se cayera de la tribuna en medio de una
frase.
Kurt siempre acogía a la gente, todos hemos disfrutado mucho
de la compañía de Kurt; allí donde el estaba había siempre diversión y allí
donde estaba Kurt estaba la vida.
Kurt hizo siempre lo que más le gustaba, lo que más le divertía
y aquello de lo que estaba más convencido. Kurt nunca se dejó doblegar, vivió
su libertad y la defendió. Y, sobretodo, defendió su libertad a hacer el vago
de vez en cuando.
Kurt era muy desprendido, no le daba importancia al
bienestar material o al lujo. Kurt vivió una vida modesta. Pero esta austeridad
no estaba reñida con su gran generosidad; cuando le preguntabas “Hey Kurt,
déjame 10 euros”, Kurt te entregaba su cartera y decía “Coge lo que necesites”.
Esta generosidad tenía una excepción: la comida. Con la comida ya no era tan
generoso… Cuando en una expedición apretaba el hambre Kurt seguía únicamente
sus instintos y, en ese momento, había que cubrirse…
Kurt estuvo escalando durante más de 40 años; pero incluso
después de todas esas montañas, de todas esas paredes, de todos esos metros de
escalada que dejó tras sus pies, aún se alegraba e ilusionaba con un paso de
escalada bonito, como si fuera un chiquillo que consigue, por primera vez,
encadenar. Y por la noche, en el vivac, mientras Holger (Heuber) liaba un
cigarrillo, los ojos de Kurt brillaban y… en ese momento sabíamos todos para
qué vivía Kurt, precisamente para estos pequeños momentos.
Había unas cuantas expediciones planeadas para los próximos
años y se me hace muy difícil pensar que esas expediciones las tendremos que
hacer sin Kurt. En algún momento volveremos a las montañas, pero Kurt ya no
estará físicamente con nosotros y … pese a estos momentos difíciles y tristes,
deberíamos intentar estar contentos de que Kurt, con sus altos y sus bajos,
llevó una vida libre y deberíamos, sobretodo, ser felices por poder haber
compartido algunos momentos de esa vida; por poder haber sido motivados e
inspirados a no solamente soñar nuestros sueños, sino también a vivirlos.
A principios de noviembre queríamos, Kurt, Holger y yo,
volver a Venezuela para acabar de escalar la primera del Ronaima Tepui y …
bueno, Holger, tendremos que irnos los dos solos y nos preguntaremos en alguna
de esas situaciones difíciles ¿Qué haría Kurt ahora?
Y Kurt, aunque ya no estés físicamente con nosotros, tú
serás siempre mi compañero al otro lado de la cuerda, estarás siempre conmigo,
en mis pensamientos y en mi corazón. GRACIAS KURT.
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